28/1/12

"A los clientes les importa más tener un iPhone nuevo que las condiciones laborales en China”.

El pasado mayo, la explosión despedazó el Edificio A5 una noche de viernes, una erupción de fuego y ruido que retorció las tuberías de metal como si fuesen pajitas desechadas.

Cuando los empleados de la cafetería salieron a toda prisa al exterior, vieron humo negro que emanaba de las ventanas hechas añicos. Provenía de la zona en la que los obreros pulían a diario miles de carcasas de iPad.

Dos personas murieron en el acto y más de una docena resultaron heridas. Mientras estas últimas eran conducidas apresuradamente a las ambulancias, una en particular llamaba la atención. Sus rasgos habían quedado desfigurados por la explosión, borrados por el calor y la violencia hasta que una esterilla roja y negra sustituyó su boca y su nariz.

“¿Es usted el padre de Lai Xiaodong?”, preguntó alguien cuando sonó el teléfono en el que había sido el hogar de Lai desde la infancia. Seis meses antes, el joven de 22 años se había trasladado a Chengdu, en el sudoeste de China, para convertirse en uno de los millones de engranajes humanos que abastecen el sistema de fabricación más grande, rápido y sofisticado de la Tierra. Ese sistema ha hecho posible que Apple y centenares de empresas más fabriquen dispositivos casi con tanta rapidez como podemos soñarlos.

“Está en apuros”, dijo el interlocutor al padre de Lai. “Vaya al hospital en cuanto pueda”.

En la última década, Apple se ha convertido en una de las empresas más poderosas, ricas y prósperas del planeta, en parte gracias a su dominio de la fabricación internacional. Apple y sus homólogas en el campo de la alta tecnología – así como docenas de sectores estadounidenses más - han alcanzado un ritmo de innovación que prácticamente no tiene parangón en la historia moderna.

No obstante, el personal que monta los iPhone, los iPad y otros aparatos a menudo trabaja en condiciones muy duras, según los empleados de esas plantas, defensores del trabajador y documentos publicados por las propias empresas. Los problemas van desde unos entornos laborales insoportables hasta problemas de seguridad graves y en ocasiones mortales.

Los empleados hacen demasiadas horas extra, a veces siete días a la semana, y viven en residencias abarrotadas. Algunos aseguran que permanecen tanto tiempo de pie que se les hinchan las piernas y apenas pueden caminar. Trabajadores menores de edad han ayudado a fabricar productos de Apple, y los proveedores de la empresa se han deshecho indebidamente de residuos peligrosos y archivos falsificados, según informes de grupos activistas que, dentro de China, son considerados observadores fiables e independientes.

De acuerdo con estos grupos, lo más inquietante es que algunos proveedores hacen caso omiso de la salud de los trabajadores. Hace dos años, 137 empleados de un proveedor de Apple en el este de China resultaron heridos después de que les ordenaran utilizar un producto químico venenoso para limpiar las pantallas de los iPhone. El año pasado, en cuestión de siete meses, dos explosiones que se produjeron en fábricas de iPad, incluida la de Chengdu, acabaron con la vida de cuatro personas e hirieron a 77. Antes de las explosiones, Apple había sido alertada de las peligrosas condiciones que imperaban dentro de la fábrica de Chengdu, según un grupo chino que publicó esa advertencia.

“Si Apple recibió el aviso y no actuó, es reprensible”, afirma Nicholas Ashford, ex presidente del Comité Asesor Nacional sobre Seguridad y Salud Laboral, un grupo que asesora al Departamento de Trabajo de Estados Unidos. “Pero lo que resulta moralmente repugnante en un país son prácticas empresariales aceptadas en otro, y las empresas se aprovechan de eso”, añade.

Apple no es la única empresa de productos electrónicos que hace negocio dentro de un sistema de suministro problemático. Se han documentado pésimas condiciones laborales en fábricas que suministran productos a Dell, Hewlett-Packard, I.B.M., Lenovo, Motorola, Nokia, Sony, Toshiba y otros.

Es más, directivos antiguos y actuales de Apple aseguran que, en los últimos años, la empresa ha hecho grandes progresos en la mejora de las fábricas. Apple cuenta con un código de conducta para los proveedores que detalla criterios sobre cuestiones laborales, medidas de seguridad y otros aspectos. La empresa ha organizado una enérgica campaña de auditorías, y cuando se descubren abusos, se exigen correcciones, según Apple.

Y los informes anuales de responsabilidad de los proveedores que Apple confecciona son en muchos casos los primeros en notificar abusos. Este mes, por primera vez, la compañía hizo pública una lista que identifica a muchos de sus suministradores.

Pero persisten algunos problemas importantes. Más de la mitad de los proveedores auditados por Apple han incumplido al menos un aspecto del código de conducta cada año desde 2007, según los informes de la empresa, y en algunos casos han infringido la ley. Aunque muchas infracciones guardan relación con las condiciones de trabajo y no con peligros para la seguridad, continúan detectándose patrones preocupantes.

“A Apple nunca le ha preocupado otra cosa que aumentar la calidad de los productos y reducir los costes de fabricación”, afirma Li Mingqi, que hasta abril trabajaba en la directiva de Foxconn Technology, uno de los socios de fabricación más importantes de Apple. Li, que denunciará a Foxconn por su despido, ayudaba a dirigir la fábrica de Chengdu en la que se produjo la explosión. “El bienestar de los trabajadores no tiene nada que ver con sus intereses”, afirma.

Apple no va a dejar Foxconn ni se va a ir de China

Algunos ex directivos de Apple señalan que existe una tensión no resuelta dentro de la empresa: los altos cargos quieren mejorar las condiciones dentro de las fábricas, pero esa dedicación flaquea cuando entra en conflicto con las relaciones con proveedores cruciales o con la entrega rápida de nuevos productos. El martes, Apple anunciaba uno de los trimestres más lucrativos de cualquier empresa a lo largo de la historia, con unos beneficios de 13.060 millones de dólares en ventas. Dichas ventas podrían haber sido incluso mayores, comentan los directivos, si las fábricas del extranjero hubiesen tenido capacidad para producir más.

Los directivos de otras empresas hablan de presiones internas similares. Este sistema tal vez no sea bueno, aducen, pero una revisión radical ralentizaría la innovación. Los clientes quieren que les ofrezcan productos electrónicos increíbles cada año.

“Hemos tenido constancia de abusos laborales en algunas fábricas durante cuatro años, y continúan”, comenta un ex directivo de Apple, quien, al igual que otros, ha hecho declaraciones con la condición de permanecer en el anonimato debido a acuerdos de confidencialidad. “¿Por qué? Porque el sistema nos funciona. Los proveedores lo cambiarían todo mañana si Apple les dijera que no tienen otra opción”, agrega. “Si la mitad de los iPhone funcionaran mal, ¿cree que Apple permitiría que eso se prolongara durante cuatro años?”.

En los informes que ha publicado, Apple afirma que exige que todos los incumplimientos laborales descubiertos sean remediados, y los proveedores que se nieguen son despedidos. Sin embargo, en privado, algunos ex directivos reconocen que encontrar nuevos proveedores cuesta tiempo y dinero. Foxconn es uno de los pocos fabricantes del mundo con envergadura para fabricar cantidades suficientes de iPhone e iPad. Así que Apple “no va a dejar Foxconn ni se va a ir de China”, asegura Heather White, investigadora de Harvard y ex miembro del comité de Control de Normativa Laboral Internacional en la Academia Nacional de las Ciencias. “Hay mucha racionalización”, agrega.

Apple ha recibido amplios resúmenes de este artículo, pero la empresa se ha negado a realizar comentarios. El informe se basa en entrevistas con más de 35 empleados y contratistas actuales o pasados, entre ellos media docena de directivos con un conocimiento de primera mano sobre el grupo de responsabilidad de proveedores de Apple, así como otros dentro del sector tecnológico.

En 2010, Steven P. Jobs habló de las relaciones de la empresa con sus proveedores en un congreso del sector. “Yo creo que Apple realiza uno de los mejores trabajos entre las empresas de nuestro ámbito, y quizá de cualquier otro, a la hora de comprender las condiciones laborales de nuestra cadena de suministros”, decía Jobs, que en aquel momento era consejero delegado de Apple y que falleció el pasado octubre. “Es decir, vas a una fábrica, pero, Dios mío, tienen restaurantes, cines, hospitales y piscinas. Para tratarse de una fábrica, es bastante bonita”, añadía.

Otros, entre ellos los trabajadores de dichas fábricas, agradecen las cafeterías y las instalaciones médicas, pero insisten en que las condiciones son duras.

Cadena de produccion de Foxconn / Bobby Yip (REUTERS)

“Estamos poniendo todo nuestro empeño en mejorar las cosas”, comenta un ex directivo de Apple. “Pero la mayoría de la gente seguiría sintiéndose verdaderamente molesta si viera de dónde proviene su iPhone”, remacha.

El camino hacia Chengdu

En otoño de 2010, unos seis meses antes de la explosión en la fábrica de iPad, Lai Xiaodong envolvía cuidadosamente su diploma universitario con ropa para que no se arrugara en la maleta. Les dijo a sus amigos que ya no asistiría a las partidas de póker semanales y se despidió de sus profesores. Se marchaba a Chengdu, una ciudad de 12 millones de habitantes que estaba convirtiéndose rápidamente en uno de los centros de fabricación más importantes del mundo.

Aunque Lai es extremadamente tímido, había sorprendido a todo el mundo convenciendo a una hermosa estudiante de enfermería para que fuese su novia. Ella quería casarse y el objetivo de Lai era ganar suficiente dinero para comprar un piso.

Las fábricas de Chengdu suministran productos a cientos de empresas. Pero Lai tenía en mente a Foxconn Technology, el exportador más importante de China, que además cuenta con una de las plantillas más grandes de la nación, con 1,2 millones de trabajadores. La empresa tiene fábricas en todo el país, y monta aproximadamente un 40% de los productos electrónicos de consumo del mundo, con clientes como Amazon, Dell, Hewlett-Packard, Nintendo, Nokia y Samsung.

Lai sabía que la fábrica de Foxconn en Chengdu era especial. En su interior, los trabajadores fabricaban el último y posiblemente más importante producto de Apple: el iPad.

Cuando Lai consiguió finalmente un empleo reparando máquinas en la fábrica, una de las primeras cosas que advirtió fueron las luces casi cegadoras. Los turnos diarios duraban 24 horas, y la fábrica siempre estaba iluminada. En cualquier momento dado había miles de trabajadores en las cadenas de montaje o sentados en sillas sin respaldo, agazapados junto a grandes máquinas o corriendo de una plataforma de descarga a otra. A algunos trabajadores se les hinchaban tanto las piernas que andaban como un pato. “Es duro estar de pie todo el día”, afirma Zhao Sheng, un trabajador de la fábrica.

Unas pancartas colgadas en las paredes advertían a los 120.000 empleados: “Trabaja duro en tu puesto hoy o trabaja duro mañana para encontrar otro”. El código de conducta para proveedores de Apple dicta que, salvo en circunstancias inusuales, los empleados supuestamente no han de trabajar más de 60 horas a la semana. Pero en Foxconn, algunos trabajaban más, según entrevistas, nóminas y estudios realizados por grupos externos. Si nos ceñimos a su sueldo, al cabo de poco tiempo Lai estaba pasando12 horas al día, seis días a la semana, dentro de la fábrica. A veces se exigía a los empleados que llegaban tarde que redactaran cartas de confesión y copiaran citas. Había “cambios continuos” en los que a los trabajadores se les pedía que hicieran dos turnos seguidos, según varias entrevistas.

El título universitario de Lai le permitía percibir un salario de unos 22 dólares diarios, horas extras incluidas, lo cual era más de lo que ganaban muchos otros. Cuando terminaba su jornada, se retiraba a una pequeña habitación en la que apenas cabían un colchón, un armario y una mesa y donde se entretenía obsesivamente con un juego de Internet llamado Fight the Landlord, explica su novia, Luo Xiaohong.

Esos alojamientos eran mejores que muchas de las residencias de Foxconn, donde vivían 70.000 trabajadores de la empresa, y donde se apiñaban hasta 20 personas en un piso de tres habitaciones. El año pasado, una disputa salarial desencadenó un motín en una de las residencias, y los trabajadores empezaron a lanzar botellas, cubos de basura y papeles ardiendo desde las ventanas, según los testigos. Doscientos agentes de policía se enfrentaron a los trabajadores y detuvieron a ocho. Después se retiraron los cubos de basura, y los montones de desperdicios –y los roedores - se convirtieron en un problema. Lai se sentía afortunado de tener una vivienda propia.

En un comunicado, Foxconn desmentía las declaraciones de los trabajadores sobre los turnos continuos, el exceso de horas extras, los alojamientos abarrotados y las causas de la revuelta. La empresa afirmaba que sus actividades se adherían a los códigos de conducta de los clientes, los criterios del sector y las leyes nacionales. “Las condiciones en Foxconn son cualquier cosa menos duras”, escribía la empresa. Foxconn dijo también que nunca había sido citada por un cliente o por el Gobierno por contratar a menores de edad, explotar a los trabajadores o por exposición a productos tóxicos.

“Todos los empleados de la cadena de montaje disfrutan de descansos periódicos, incluida una hora para comer”, escribía la empresa, y solo un 5% de ellos deben permanecer de pie para desempeñar su labor. Los puestos han sido diseñados de acuerdo con criterios ergonómicos, y los empleados tienen oportunidades para la rotación laboral y los ascensos, aseguraba el comunicado.

El año pasado, una disputa salarial desencadenó un motín en una de las residencias

“Foxconn tiene un historial de seguridad muy positivo”, escribía la empresa, “y hemos progresado mucho en nuestros esfuerzos por liderar el sector en China en ámbitos como las condiciones del lugar de trabajo y el cuidado y el trato a nuestros empleados”.

El código de conducta de Apple

En 2005, algunos altos directivos de Apple se dieron cita en su sede de Cupertino, California, para celebrar una reunión especial. Otras empresas habían creado códigos de conducta para supervisar a sus proveedores. Apple decidió que había llegado el momento de seguir su ejemplo. El código que publicó Apple ese año exige “que las condiciones laborales en la cadena de suministro de la empresa sean seguras, que los trabajadores sean tratados con respeto y dignidad y que los procesos de fabricación sean responsables con el medio ambiente”.

Pero el año siguiente, el periódico británico The Mail on Sunday visitó en secreto una fábrica de Foxconn en Shenzhen, China, donde se producían iPod, e informó de las largas jornadas de los trabajadores, de las flexiones impuestas como castigo y de los alojamientos abarrotados. Los directivos de Cupertino quedaron asombrados. “Apple está llena de buena gente que no tenía ni idea de que esto estaba sucediendo”, decía un ex empleado. “Quisimos que la situación cambiara inmediatamente”.

Apple auditó esa fábrica, la primera de esas inspecciones por parte de la empresa, y ordenó mejoras. Los directivos también emprendieron una serie de iniciativas que incluían un informe anual de auditoría, publicado por primera vez en 2007. El año pasado, Apple había inspeccionado 396 instalaciones, entre ellas proveedores directos de la empresa, y también muchos de los suministradores de esos proveedores, uno de los programas más importantes de esa índole dentro del sector de los productos electrónicos.

Esas auditorías han descubierto incumplimientos sistemáticos del código de conducta de Apple, según resúmenes publicados por la empresa. En 2007, por ejemplo, la empresa realizó más de 35 auditorías, dos tercios de las cuales indicaban que los empleados suelen trabajar más de 60 horas a la semana. Asimismo, hubo seis “infracciones básicas”, el tipo más grave, entre ellas la contratación de niños de 15 años, además de la falsificación de archivos.

Una trabajadora de Foxconn maneja una placa / Bobby Yip (REUTERS)

Durante los tres años siguientes, Apple llevó a cabo 312 auditorías, y cada año, más o menos la mitad mostraban indicios de un gran número de empleados que trabajaban más de seis días a la semana, además de hacer muchas horas extra. Algunos trabajadores recibían menos del salario mínimo o se les retenía la paga como castigo. Apple encontró 70 infracciones básicas durante ese periodo, incluidos casos de trabajo involuntario, empleados menores de edad, falsificaciones de archivos, eliminación inadecuada de residuos peligrosos y más de 100 trabajadores heridos por exposición a productos químicos tóxicos.

El año pasado, la empresa realizó 229 auditorías. Se advirtieron leves mejoras en algunas categorías, y el número de infracciones básicas detectadas disminuyó. Sin embargo, en 93 instalaciones, al menos la mitad de los trabajadores superaban el límite de 60 horas semanales. Más o menos el mismo número de empleados trabajaban más de seis días a la semana. Hubo incidentes de discriminación, medidas de seguridad inadecuadas, impago de las horas extra requeridas y otras infracciones. Ese año murieron cuatro empleados y 77 resultaron heridos en explosiones en el lugar de trabajo.

“Si los problemas siguen un mismo patrón año tras año, significa que la empresa está ignorando la cuestión en lugar de resolverla”, afirma un ex directivo de Apple con un conocimiento de primera mano del grupo de responsabilidad de los proveedores. “Se toleran los incumplimientos siempre que los proveedores prometan esforzarse más la próxima vez. Si nos pusiéramos serios, las infracciones básicas desaparecerían”.

Apple dice que cuando una auditoría revela una infracción, la empresa exige a los proveedores que resuelvan el problema en un plazo de 90 días y que realicen cambios para impedir que se repita. “Si un proveedor no está dispuesto a cambiar, finiquitamos nuestra relación”, asegura la empresa en su página web.

Sin embargo, la seriedad de esa amenaza no está clara. Apple ha descubierto infracciones en cientos de auditorías, pero se ha prescindido de menos de 15 proveedores por transgresiones desde 2007, según ex directivos de la empresa.

“Una vez que se cierra el acuerdo y Foxconn se convierte en proveedor autorizado de Apple, la empresa ya no presta atención a las condiciones de trabajo ni a nada que sea irrelevante para sus productos”, afirma Li, el ex director de Foxconn. Li pasó varios años en las fábricas de Foxconn en Shenzhen y Chengdu y fue despedido en abril tras negarse a ser trasladado a esta última, afirma. La empresa desmiente sus comentarios, y declara que “tanto Foxconn como Apple se toman muy en serio el bienestar” de sus empleados.

Los esfuerzos de Apple han propiciado algunos cambios. Las instalaciones que fueron auditadas de nuevo “mostraron mejoras constantes en el rendimiento y unas condiciones de trabajo más aptas”, escribía la empresa en su informe de progreso en la responsabilidad de los proveedores en 2011. Además, el número de fábricas auditadas ha crecido cada año, y algunos directivos afirman que el aumento de esas iniciativas impiden ver las mejoras que se producen anualmente.

Apple ha formado también a más de un millón de trabajadores en cuanto a sus derechos y los métodos de prevención de lesiones y enfermedades. Hace unos años, después de que unos auditores insistieran en entrevistar a los empleados de rango más bajo de las fábricas, descubrieron que algunos de ellos se habían visto obligados a pagar onerosas “cuotas de contratación”, algo que Apple clasifica como mano de obra involuntaria. El año pasado, la empresa obligó a los proveedores a reembolsar más de 6,7 millones de dólares por esas cuotas.

“Apple está a la cabeza de la prevención de la explotación de menores”, afirma Dionne Harrison, de Impactt, una empresa a la que Apple paga para evitar y solucionar casos de explotación infantil entre sus proveedores. “Están haciendo todo lo que pueden”.

Pero hay otros asesores que no están de acuerdo.

“Llevamos años diciéndole a Apple que hay problemas muy graves y recomendándoles posibles cambios”, explica un asesor de BSR, siglas de Business for Social Responsibility [Empresa en favor de la responsabilidad social], una empresa a la que Apple ha recurrido en dos ocasiones para que le aconsejara acerca de cuestiones laborales. “Ellos no quieren prevenir los problemas; lo único que quieren es no pasar vergüenza”.

‘Podríamos haber salvado vidas’

En 2006, BSR, junto con un equipo del Banco Mundial y otros grupos, emprendió un proyecto para mejorar las condiciones laborales en fábricas de China y otros países en las que se producían teléfonos móviles y otros dispositivos. Los grupos y las empresas prometieron poner a prueba distintas ideas. Foxconn accedió a participar.

Foxconn dice que tiene un historial de seguridad muy positivo

Durante cuatro meses, BSR y otro grupo negociaron con Foxconn un programa piloto para crear “líneas telefónicas de atención” a los trabajadores, de forma que los empleados pudieran denunciar condiciones abusivas, pedir orientación psicológica y hablar de problemas relacionados con el lugar de trabajo. Apple no era uno de los participantes del proyecto, pero se le informó al respecto, según el asesor de BSR, que estaba al tanto de los detalles.

Conforme avanzaban las negociaciones, los requisitos de Foxconn para participar no paraban de cambiar. Primero, Foxconn pidió que se dejaran de instalar nuevas líneas de atención y se empezara a evaluar las ya existentes. Luego, Foxconn insistió en que se excluyera la orientación sobre salud mental. Foxconn les pidió a los participantes que firmaran un acuerdo por el cual se negaban a revelar información sobre lo que observaran, y posteriormente reescribió dichos acuerdos en múltiples ocasiones. Al final se llegó a un acuerdo, y se dispuso que el proyecto se iniciara en enero de 2008. Un día antes de empezar, Foxconn exigió más cambios, hasta que quedó claro que el proyecto no iba a salir adelante, según el asesor y un resumen elaborado por BSR en 2008 en el que no se mencionaba a Foxconn.

El año siguiente, un empleado de Foxconn se cayó o saltó de un edificio de apartamentos tras perder un prototipo del iPhone. Durante los dos años siguientes, al menos 18 trabajadores más de Foxconn trataron de suicidarse o se cayeron de edificios de formas que parecen indicar que fueron intentos de suicidio. En 2010, dos años después de que el programa piloto se fuera a pique y tras muchos intentos de suicidio, Foxconn creó una línea de atención exclusiva para cuestiones de salud mental y empezó a ofrecer orientación psicológica gratuita.

“Podríamos haber salvado vidas, y le pedimos a Apple que presionara a Foxconn, pero se negaban a hacerlo”, explica el asesor de BSR, que ha pedido que no reveláramos su identidad por los acuerdos de confidencialidad. “Empresas como HP, Intel o Nike están presionando a sus proveedores. Pero Apple prefiere mantenerse a una distancia prudente y Foxconn es su fabricante más importante, así que se niegan a presionarles”.

En una declaración por escrito, BSR aseguró que las opiniones del asesor no coincidían con las de la empresa.

“Mis compañeros de BSR y yo vemos a Apple como una empresa que está llevando a cabo un esfuerzo ímprobo por garantizar que las condiciones laborales en su cadena de suministro cumplen las expectativas de la legislación vigente, las normas de la empresa y las expectativas de los consumidores”, escribe Aron Cramer, el presidente de BSR. Añade que pedirle a Apple que presionara a Foxconn no habría sido coherente con el objetivo del programa piloto, y que había múltiples razones para no llevar a cabo el programa.

En una declaración, Foxconn asegura que actuó con rapidez y de forma exhaustiva para solucionar la cuestión de los suicidios, y que “los datos han demostrado que dichas medidas han funcionado”.

Un cliente exigente

Todos los meses, responsables de empresas de todo el mundo peregrinan a Cupertino o invitan a directivos de Apple a visitar sus fábricas en el extranjero, todos con el mismo objetivo: convertirse en proveedor suyo.

Cuando les llega la noticia de que Apple está interesado en un producto o en un servicio concretos, suele haber pequeñas celebraciones; brindan con whisky y van a un karaoke a cantar.

Luego llegan las peticiones de Apple.

Por lo general, Apple pide a los proveedores que especifiquen cuánto cuesta cada componente, cuántos empleados se necesitan y la cuantía de sus salarios. Los directivos quieren conocer hasta el más mínimo detalle financiero. Acto seguido, Apple calcula cuánto va a pagar por un componente. A la mayoría de los proveedores se les deja un margen ínfimo.

Por eso muchas veces los proveedores intentan recortar de donde pueden, sustituir productos químicos caros por otras opciones más baratas o presionar a sus empleados para que trabajen a más velocidad y más horas, según gente que trabaja en dichas empresas.

“La única forma de ganar dinero trabajando para Apple es encontrar la manera de hacer las cosas de una forma más eficiente o más barata”, comentaba un directivo de una empresa que ayudó a sacar el iPad al mercado. “Y luego vuelven el año siguiente y obligan a la empresa a rebajar el precio un 10%”.

En enero de 2010, los empleados de una fábrica china propiedad deWintek, un socio que fabrica para Apple, se declararon en huelga por toda una serie de cuestiones, incluidos unos rumores muy difundidos de que los trabajadores estaban siendo expuestos a toxinas. Las investigaciones llevadas a cabo por los medios de comunicación revelaban que más de cien empleados se habían visto afectados por eln-hexano, un producto químico tóxico que puede provocar daños en el sistema nervioso y parálisis.

Los empleados afirman que se les ordenó utilizar -hexano para limpiar la pantalla de los iPhones porque se evaporaba a una velocidad casi tres veces mayor que frotando con alcohol. Una evaporación más rápida significaba que los trabajadores podían limpiar más pantallas por minuto.

Apple comentó los daños sufridos por los trabajadores de Wintek al cabo de un año. En su informe de responsabilidad de los proveedores, Apple afirmaba que le había “exigido a Wintek que dejara de utilizar n-hexano” y que “se había asegurado de que todos los trabajadores habían recibido el tratamiento adecuado, y estaban siguiendo muy de cerca sus informes médicos hasta que se recuperaran del todo”. Asimismo, Apple aseguraba que le había exigido a Wintek que arreglara el sistema de ventilación.

Ese mismo mes, un periodista de The New York Times entrevistó a una docena de trabajadores de Wintek afectados que afirmaban que ni Apple ni sus intermediarios se habían puesto en contacto con ellos, y que Wintek los había presionado para que dimitieran y aceptaran liquidaciones en metálico que eximirían a la empresa de toda responsabilidad. Después de esas entrevistas, Wintek se comprometió a proporcionar una mayor indemnización a los empleados afectados y Apple envió a un representante a hablar con algunos de ellos.

Seis meses después, algunas publicaciones especializadas informaban de que Apple había reducido de forma significativa el precio que le pagaba a Wintek.

“Puedes establecer todas las normas que quieras, pero no tienen sentido si no les das a los proveedores el margen suficiente para que traten bien a sus empleados”, comentaba un exdirectivo de Apple que conoce de primera mano al grupo encargado de la responsabilidad de los proveedores. “Si exprimes los márgenes, les estás obligando a recortar en materia de seguridad”.

Wintek sigue siendo uno de los proveedores más importantes de Apple. En una declaración, se negaba a hacer comentarios salvo para decir que, después de este episodio, la empresa había adoptado “amplias medidas” para abordar la situación y “se había comprometido a garantizar el bienestar de los empleados y a crear un entorno laboral seguro y saludable”.

Muchas empresas tecnológicas importantes han trabajado con fábricas cuyas condiciones son alarmantes. Sin embargo, los supervisores independientes y los proveedores aseguran que algunas se comportan de otra manera. Los directivos de varios proveedores aseguraban en entrevistas que Hewlett-Packard y otras empresas les permiten obtener unos beneficios ligeramente más elevados y otros complementos si se utilizan para mejorar las condiciones de los trabajadores.

Si exprimes los márgenes, les estás obligando a recortar en materia de seguridad

“Nuestros proveedores son muy sinceros con nosotros”, señala Zoe McMahon, una directiva del programa de responsabilidad social y medioambiental de la cadena de suministro de Hewlett-Packard. “Si les cuesta mucho cumplir nuestras expectativas, nos lo hacen saber, y eso influye en nuestras decisiones”.

La explosión

La tarde de la explosión de la fábrica de iPads, Lai Xiaodong llamó a su novia, como hacía todos los días. Esperaban poder verse esa tarde, pero el director de Lai le dijo que tenía que hacer horas extra, según lo que le contó Lai a ella.

Le habían ascendido muy rápido en Foxconn, y en tan solo unos meses tenía a su cargo un equipo que se encargaba del mantenimiento de las máquinas que pulían las fundas de los iPads. En la zona de lijado había mucho ruido, y el área estaba llena de polvo de aluminio. Los trabajadores llevaban mascarillas y tapones, pero por muchas veces que se ducharan, se les reconocía por el leve brillo aluminoso de su pelo y del rabillo de los ojos.

Tan solo dos semanas antes de la explosión, un grupo de Hong Kong de defensa de los derechos de los trabajadores publicó un informe en el que advertían de que las condiciones en la fábrica de Chengdu no eran seguras, y mencionaban problemas como el polvo de aluminio. El grupo, Students And Scholars Against Corporate Misbehavior [Estudiantes y expertos en contra de la mala conducta empresarial], o SACOM, por sus siglas en inglés, había grabado en vídeo a los trabajadores cubiertos de diminutas partículas de aluminio. “Los problemas de seguridad y de salud laboral en Chengdu son alarmantes”, se afirmaba en el informe. “Los trabajadores también resaltan el problema de la mala ventilación y de que la ropa de protección para el personal es inadecuada”.

Una copia de dicho informe fue enviada a Apple. “No tuvimos respuesta”, explica Debby Chan Sze Wan, miembro del grupo. “Unos meses más tarde fui a Cupertino y me metí en el grupo de presión de Apple, pero nadie quería reunirse conmigo. Nadie de Apple se ha puesto en contacto conmigo en ningún momento”.

La mañana de la explosión, Lai acudió en bicicleta al trabajo. El iPad acababa de salir a la venta solo unas semanas antes, y a los trabajadores se les dijo que había que pulir miles de fundas al día. La actividad en la fábrica era frenética, según los obreros. Filas y más filas de máquinas pulían las fundas mientras los empleados, equipados con mascarillas, apretaban los botones. Encima de cada estación había grandes conductos de aire, pero no podían seguir el ritmo de las tres filas de máquinas puliendo sin parar. Por todas partes había polvo de aluminio.

El polvo es un riesgo conocido para la seguridad. En 2003, una explosión de polvo de aluminio en Indiana destruyó una fábrica de ruedas y se cobró la vida de un trabajador. En 2008, el polvo agrícola en el interior de una fábrica de azúcar en Georgia provocó una explosión en la que murieron 14 personas.

A las dos horas de que Lai hubiera empezado su segundo turno, el edificio empezó a temblar, como si hubiera un terremoto. Según algunos trabajadores de la fábrica, se produjo una serie de explosiones.

Entonces empezaron los gritos.

Cuando los compañeros de Lai salieron afuera a toda prisa, el humo oscuro estaba mezclándose con una llovizna, por lo que puede verse en unos vídeos grabados con teléfonos móviles. El número total de muertos ascendió a cuatro y el de heridos, a 18.

En el hospital, la novia de Lai vio que tenía casi toda la piel calcinada. “Lo reconocí por las piernas, porque de lo contrario no habría sabido quién era”, asegura.

Al final llegó su familia. Se le había quemado más del 90% del cuerpo. “Mi madre salió corriendo de la habitación nada más verlo. Yo me puse a llorar. Nadie podía soportarlo”, comenta su hermano. Cuando su madre volvió, trató de no tocar a su hijo por miedo a hacerle daño.

“Si lo hubiera sabido”, afirma, “le habría cogido del brazo, lo habría tocado”.

“Tuvo mucha fuerza”, añade. “Aguantó dos días”.

Después de la muerte de Lai, los empleados de Foxconn fueron hasta su pueblo natal y les entregaron una caja con las cenizas. Posteriormente, la empresa les envió un cheque por un valor de aproximadamente 150.000 dólares.

En una declaración, Foxconn afirmó que en el momento de la explosión la fábrica de Chengdu cumplía todas las leyes y normativas aplicables, y “después de asegurarnos de que las familias de los empleados fallecidos recibían el apoyo que necesitaban, comprobamos que todos los empleados heridos recibían la mejor asistencia médica posible”. Después de la explosión, añadía la empresa, Foxconn detuvo de inmediato el trabajo en todos los talleres de pulido y, posteriormente, mejoró la ventilación y la extracción del polvo, además de adoptar tecnologías para mejorar la seguridad de los trabajadores.

En su informe más reciente de responsabilidad de sus proveedores, Apple afirmaba que, después de la explosión, la empresa se puso en contacto con “los expertos más destacados en materia de seguridad de procesos” y reunió a un equipo para que investigara e hiciera recomendaciones para evitar futuros accidentes.

Sin embargo, en diciembre, siete meses después de la explosión que se cobró la vida de Lai, explotó otra fábrica de iPads, esta vez en Shanghai. La causa había sido también el polvo de aluminio, según las entrevistas y el informe más reciente de responsabilidad de los proveedores de Apple. En esa explosión resultaron heridos 59 trabajadores, y 23 de ellos fueron hospitalizados.

¿Saben lo fácil que es controlar el polvo? Se llama ventilación.

“Después de producirse una explosión, es negligencia grave no caer en la cuenta de que deberían revisarse todas las fábricas”, afirma Nicholas Ashford, experto en materia de seguridad laboral, que ahora trabaja en el Massachusetts Institute of Technology. “Si el polvo de aluminio planteara un problema extremadamente difícil, lo entendería. Pero ¿saben lo fácil que es controlar el polvo? Se llama ventilación. Hace un siglo que solventamos esta cuestión”.

En su informe más reciente de responsabilidad de sus proveedores, Apple señalaba que, aunque ambas explosiones estaban relacionadas con el polvo de aluminio inflamable, las causas eran distintas. No obstante, la empresa no quiso dar detalles. En el informe se añadía que Apple había auditado a todos los proveedores que pulían productos de aluminio y que había puesto en marcha medidas de precaución más estrictas. Según el informe, todos los proveedores han adoptado las medidas necesarias excepto uno, que sigue cerrado.

La familia de Lai todavía no ha encontrado respuesta a varias preguntas. “No estamos del todo seguros de cómo murió”, explica la madre de Lai junto a un sepulcro que ha construido cerca de su casa. “No entendemos qué pasó”.

Ganar la lotería de Apple

Todos los años, cuando empiezan a oírse rumores sobre los próximos productos Apple, las publicaciones y las páginas web del sector empiezan a especular sobre qué proveedores tienen más probabilidades de que les toque la lotería de Apple. Conseguir un contrato con Apple puede hacer que el valor de una empresa se incremente en millones porque, indirectamente, se está indicando que la fabricación es de buena calidad. Pero pocas empresas alardean abiertamente del trabajo: Apple suele exigir a sus proveedores que firmen contratos en los que prometen no divulgar nada, ni siquiera su asociación.

Esa falta de transparencia da a Apple cierta ventaja a la hora de mantener en secreto sus planes. Pero también ha constituido una barrera para mejorar las condiciones laborales, según algunos activistas y exdirectivos de Apple.

Este mes, tras las numerosas peticiones de grupos defensores de los derechos de los trabajadores y medios de comunicación, entre ellos The New York Times, Apple ha publicado los nombres de 156 de sus proveedores. En el informe que acompaña dicha lista, Apple afirma que “juntos representan más del 97% de lo que les pagamos a los proveedores para que fabriquen nuestros productos”.

No obstante, la empresa no ha revelado los nombres de centenares de empresas que no tienen un contrato directo con Apple, pero que suministran a los proveedores. La lista de proveedores de la empresa no aclara dónde están las fábricas, y muchas son difíciles de encontrar. Y algunas organizaciones de control independientes aseguran que, cuando han intentado inspeccionar a los proveedores de Apple, les han denegado la entrada por órdenes de Apple, o por lo menos eso les han dicho.

“Hemos mantenido esta conversación cientos de veces”, explica un exdirectivo del grupo de responsabilidad de los proveedores de Apple. “Hay un compromiso legítimo y de toda la empresa con el código de conducta. Pero llevarlo al siguiente nivel y cambiar de verdad la situación entra en conflicto con los objetivos empresariales y de confidencialidad, así que no podemos ir más lejos”. Algunos exempleados de Apple afirman que, por lo general, se les prohibía relacionarse con la mayoría de los grupos externos.

“Aquí hay una auténtica cultura del secretismo que influye en todo”, señala el exdirectivo.

Otras empresas tecnológicas funcionan de otra forma

“Hablamos mucho con gente de fuera”, asegura Gary Niekerk, director de comportamiento empresarial cívico de Intel. “El mundo es complejo y, si no dialogamos con grupos externos, nos perdemos muchas cosas”.

Dada la fama y el liderazgo de Apple en la fabricación a escala mundial, si la empresa cambiara radicalmente su forma de actuar, podría transformar la manera de hacer negocios. “Todas las empresas quieren ser Apple”, señala Sasha Lezhnev, de Enough Project, un grupo dedicado a la responsabilidad empresarial. “Si se comprometieran a fabricar un iPhone sin conflictos de por medio, transformarían la tecnología”.

Pero en última instancia, señalan exdirectivos de Apple, hay pocas presiones externas reales para que cambien las cosas. Apple es una de las marcas más admiradas. En un sondeo a escala nacional llevado a cabo por The New York Times en noviembre, el 56% de los entrevistados afirmaba que no se le ocurría nada negativo sobre Apple. Un 14% respondió que lo peor que tenía la empresa era que sus productos eran demasiado caros. Y solo un 2% mencionaba las prácticas laborales en el extranjero.

Hay gente como White, de Harvard, que afirma que hasta que los consumidores exijan una mejora de las condiciones en las fábricas en el extranjero (como han hecho en el caso de empresas como Nike y Gap, que ya han revisado las condiciones de sus proveedores) o intervengan los reguladores, hay pocos incentivos para llevar a cabo un cambio radical. Y fuentes internas de Apple se muestran de acuerdo.

“Puedes producir en fábricas que sean cómodas y que traten bien a sus empleados o reinventar el producto cada año y hacerlo mejor, más rápido y más barato, para lo cual se necesitan fábricas que resultan demasiado estrictas desde el punto de vista estadounidense”, comenta un directivo actual de Apple.

“Y, ahora mismo, a los clientes les importa más tener un iPhone nuevo que las condiciones laborales en China”.

Fuente: EL PAIS

El fundador de Megaupload estaba preparando un servicio de descargas musicales

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El alemán Kim Dotcom, fundador de la popular página de descargas Megaupload, en prisión preventiva en Auckland, Nueva Zelanda. / EFE

En las semanas previas a la detención de Kim Dotcom, fundador de la página web Megaupload, su empresa, ahora cerrada por el FBI, estaba preparando el lanzamiento de un servicio de descargas musicales, bautizado como Megabox, que aspiraba a rediseñar el sistema de distribución de canciones. Además, ese servicio iba a permitir a los artistas obtener un beneficio directo por esas descargas, al margen de las empresas productoras y distribuidoras tradicionales. El propio Dotcom llegó a expresar en algún punto que las discográficas buscaban represalias contra él por esos planes.

En diciembre, Dotcom escribió un artículo en la página web Torrentfreak, con la que se comunicaba habitualmente, en el que decía: “UMG [Universal Music Group] sabe que vamos a competir con ellos con nuestra propia empresa musical llamada Megabox.com, un sitio que les permitirá a los artistas vender sus creaciones directamente a los consumidores y quedarse un 90% de los beneficios”. El FBI no ha aclarado si su investigación la originó una demanda de las discográficas.

Dotcom se halla ahora detenido en Nueva Zelanda, junto a tres asociados, esperando una decisión judicial sobre su extradición a Estados Unidos, donde el Departamento de Justicia ha presentado una demanda de cinco cargos por piratería, asociación criminal y lavado de dinero, penados con entre cinco y 20 años de prisión cada uno. Otras dos personas han sido arrestadas en Europa.

Durante los meses previos a su arresto, Dotcom había cortejado a la industria musical, sobre todo a productores y cantantes de hip hop, para que le apoyaran en su nuevo producto. Kanye West, Snoop Dogg, Alicia Keys, Will.i.am y Sean Diddy Combs llegaron a grabar un vídeo con una canción promocional llamada Megaupload Mega Song. En la demanda de los fiscales de EE UU, se llega a decir que Dotcom pagó 185.000 dólares (142.000 euros) por la producción de ese vídeo.

La empresa Universal Music Group ordenó que se retirara el vídeo de YouTube, alegando que muchos de esos artistas tenían contratos con ella. Megaupload respondió que había firmado acuerdos con todos y cada uno de aquellos cantantes, y que la canción era un tema original. Hoy el vídeo sigue en YouTube. En sus esfuerzos por obtener el respaldo de los artistas al margen de las empresas discográficas, Dotcom llegó a otorgarle a Kasseem Deam, alias Swizz Beatz, marido de Alicia Keys, un puesto directivo en su empresa.

En el artículo publicado en Torrentfreak, Dotcom se presenta como un empresario con ideas revolucionarias asediado por la discográfica Universal. “Deben entender que en algunos sellos discográficos mandan dinosaurios arrogantes y anticuados que han estado en este negocio durante 1.000 años. Esos tipos piensan que un iPad es un tratamiento facial, que Internet es el demonio y que los teléfonos fijos aun son modernos. Están en una fase de rechazo sobre las nuevas realidades y las nuevas oportunidades”, dice.

“No se enteran de que la era del timo ya ha pasado. Los artistas están más enterados hoy que nunca sobre cómo se les tima y cómo los grandes sellos sólo velan por sus propios intereses”, añade. El FBI investigó a Dotcom y a otros asociados por facilitar la distribución y descarga de copias ilícitas de material protegido por los derechos de autor. Estima ese cuerpo judicial que originó pérdidas a las empresas del entretenimiento por valor de 500 millones de dólares.

Fuente: El pais

24/1/12

todos con marta

Me gustaria no tener que expresarme de esta forma, pero ayer, dia 12/01/2012, gran parte de la población Española llenó redes sociales como twitter con twett como #TodosConMarta. Ahora es cuando de verdad me pregunto yo ¿Donde esta la jusitica de España? la que nos prometieron hace un año que habria. Por descracia vivimos en ese tipo de pais donde asesinar a una persona se recompensa con la libertad de su asesino. Sabiendo que, no solo han dejado un vacio en una familia, sino en un grupo de amigos, y en el corazon de miles de Españoles, que desde ayer ya no se sienten Españoles. Ahora podemos darnos cuenta que España no es un pais con justicia...Cuando cree "Canciones Para Marta" aun pensaba que posiblemente las cosas podian cambiar en las leyes, desde ayer se que no. Igual que se que nos abandonó un pais, pero seguimos siendo millones de personas con un mensaje que dar. Seguramente si el caso hubiese sido la hija del juez, hubiesen levantado la provincia entera si fuese necesario, pero no lo es. Por lo que Antonio Del Castillo llevava razon "Al pueblo no nos dan ni agua". Ahora por desgracia y gracias a la ley Española, los asesinos de Marta podran volver a sentarse en los bancos donde se sentaban cuando iban con ella... con una diferencia... que ella no podra volver a hacerlo. Ahora volveran a sus redes sociales... a presumir de unos musculos imaginarios... y porque no... dentro de poco podremos verlos en exclusiva en tele5 asi tendran mas gente inutil a la que dar de comer. Me gustaria dejarles aqui un Twett del padre de Marta: "@kastillo62 Antonio del Castillo :Hace ahora 3 años, en esta noche me vesti de Papa Noel para dar los regalos en la familia entre ellos Marta. Nunca más volvere a vestirme".Puede que el pais no haga justicia y demostrado queda...Pero no por eso la gente como nosotros dejaremos de luchar por Marta. Ayer por la noche, yo me levante a sacar una vela a la ventana por ella como pidio su padre, seguramente muchos de vosotros lo hicieseis tambien. Este es el pais en el que vivimos, desde ayer puedo decir con orgullo que me avergüenzo de vivir en España. Vean ustedes que esta es la realidad, no lo que sale en la televisión. La madre de un delincuente cobra por salir en la tele, los delincuentes cometen un crimen, destrozan una familia, y salen a la calle para poder volver a fumar. Da vergüenza pensar que el unico que está en la carcel estara en la calle en 4 años ya que solo se cumple un tercio de condena. Piensen como puede un imputado ser capaz de matar... teniendo una hija. Y ahora...de la justicia solo quedara el nombre. Nosotros somos la parte que esta indiganada, ellos, esos que nos prometieron cambios, son la parte de este pais que esta noche pudo dormir tranquila en casa. Señoras y Señores, puede que ellos se rindan pero no nosotros. A partir de ahora, Todos Somos Marta mas que nunca porque es ahora cuando mas lo necesita su familia. Ahora sabemos lo barato que cuesta matar en este país.
De: Mariia (Responsable De "Canciones Para Marta")
TODOS SOMOS MARTA
(Esta carta ha surrgido de esta red social por iniciativa e indignación propia, te agradeceria que pasases el mensaje entre tus contactos y me ayudases a difundirlo y a hacer justicia por Marta.Gracias)

18/1/12

Expulsan a un alumno por hacer la foto de las mantas


S. F./M. DUCAJÚ ALMASSORA/VALENCIA El alumno que fotografió a sus compañeros de ciclotapados con mantas en el instituto Vila-roja de Almassora fue expulsado el lunes porque la directora consideró que la instantánea "desprestigia" la imagen del centro. Tras cuatro días apartado de las aulas y a falta de un documento firmado que justifique los motivos de la expulsión, el estudiante Francisco Tejedor volvió ayer a su clase del módulo de Sonido, pero tuvo que abandonar el centro ante la amenaza de verse expulsado durante un mes. Sus compañeros se solidarizaron y salieron con él.

Él mismo señaló ayer que habló con el inspector delegado de la Conselleria de Educación, a quien "le he explicado que, según la directora, hay unas normas internas, que no me las ha podido enseñar, que prohíben difundir fotografías tomadas dentro del instituto sin el permiso del claustro, pero él ha entendido que la expulsión no era justa. La hice yo y la colgué en mi Facebook, pero yo no la envié a los medios de comunicación" matizó.

Esta situación, que pretendía denunciar el frío que pasan los alumnos ante la falta de calefacción en el centro, es una consecuencia más de los impagos de la Generalitat. Los institutos de Educación Secundaria llevan desde mayo sin cobrar los gastos de funcionamiento correspondientes a dos cuatrimestres de 2011. Éste fue el asunto central de la asamblea general celebrada ayer en Valencia, en el Luis Vives, y que reunió a más de cien directores.
En la reunión se puso de manifiesto el malestar de los responsables de los institutos que deben hacer frente a los pagos de luz, gas para la calefacción o material y cada día tienen menos liquidez. De hecho, un portavoz indicó a Levante-EMV que uno 25% de los centros -uno de cada cuatro- estaría ya en situación insostenibles, prácticamente en números rojos" apuntó.

"Es imposible garantizar la práctica educativa con normalidad dada la falta de recursos básicos por estos impagos. Esta situación extrema está propiciando que muchos centros no puedan afrontar el abono de recibos de luz, agua, calefacción" señalan los directores en el manifiesto acordado en el transcurso de la asamblea, en la que hubo quien propuso que, en caso de no recibir integramente la cantidad en una determinada fecha, se concentrarán en la conselleria.

De hecho y hasta confirmar si se cumple la promesa de la consellera de Educación de pagar a lo largo de esta semana, a partir del 24 de enero por la "alarma social" generada se iniciará una campaña de movilizaciones y sensibilización. Además, consideran imprescindible concretar el calendario de ingresos de gastos -de los que deben y de las de 2012-.

Los responsables de los centros de Secundaria avisan de que los proveedores de materiales básicos como folios, artículos informáticos, de suministro de talleres de Formación Profesional, "se muestran reticentes a servir los encargos por las deudas pendientes". Una de las cuestiones que más preocupan a los directores es la cobertura de bajas y jubilaciones de profesores que "no se realiza suficientemente". La conselleria ayer anunció que había adjudicado 420 vacantes tras varias semanas sin mandar sustitutos, pero los sindicatos docentes destacaron que aun no se han enviado a los centro y que solo se cubrirá una parte de las necesidades.